ESPARTINAS

La mayoría de los historiadores remonta su origen a la Hispania romana. No obstante, una minoría remonta sus orígenes a un asentamiento turdetano basándose en que la obra Geografía de Ptolomeo menciona uno en esta zona denominado Spoletinum. En la etapa romana su población se dedicaba al cultivo de la vid y del olivo. La prosperidad de la zona motivó la creación en este entorno de las villas de Lauretum, Tablante, Paterna, Villalvilla y Mejina.​ Tras la invasión musulmana del siglo VIII estas villas se convirtieron en alquerías dependientes del distrito de Hish-al-Farach (el actual San Juan de Aznalfarache).

El nombre de Espartinas aparece por primera vez con la reconquista cristiana del valle del Guadalquivir en el siglo XIII. El rey castellano Fernando III quiso cambiar el nombre de lugar por «Monasterios», pero esto no fructificó. En el repartimento, en Loreto (antiguo Lauretum) se funda un convento, la cercana aldea de Cazalla Almanzor es concedida a los pobladores de Sanlúcar la Mayor y el resto de núcleos de población quedan abarcados dentro de Espartinas.2

En 1281 la villa participó en la batalla de Baeza. Por esto, el rey Alfonso X concede al escudo de la ciudad ocho aspas (símbolo de la batalla) y una Cruz de Malta. La Cruz de Malta era usada por los caballeros de esa orden y su diseño está basado en cuatro puntas de lanza.

En tiempos recientes, la carretera Sevilla-Huelva propició un gran crecimiento del pueblo.

También destaca por poseer una gran plaza de toros inaugurada en 2005, coincidiendo con el 25 aniversario de la alternativa del torero Espartaco.​